Con y para Lydia Cacho
La humedad se cuela por las paredes
y camino en círculos viciosos.
Ayer aprendí a avanzar sin dimitir
en línea recta y lo olvidé.
y camino en círculos viciosos.
Ayer aprendí a avanzar sin dimitir
en línea recta y lo olvidé.
Sangre pegajosa sube por mis suelas,
mis zapatos se enmohecen
y hago surco al rededor del perdón
-sin querer conocerlo-
como duplicando, replicando,
reclamando a corazón abierto.
Y sin embargo, aquí hay lugar para dos,
para mi, para aquel, para nosotros
en las entretelas del miedo,
el arrullo del relámpago
y el fuego cruzado.
Para todas las manos y las tuyas,
para todas las voces
Para todas las manos y las tuyas,
para todas las voces
en tu voz.
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