domingo, 11 de diciembre de 2011


DULCE Y FRANCAMENTE


Verme en tus ojos
es haberme marchado
para emprender el camino de regreso.

Es lavar mis años
y ofrecértelos limpios
para el nuevo contacto.

Mis manos dentro de las tuyas
son palomas exhaustas que reposan
tras el agreste y largo vuelo.

Mi cuerpo junto al tuyo
es columna de viento
de sonidos, de latidos bicolor.

Sentir tu piel en la mía
es medida de tiempo
del tiempo sin medida.

Ven, desata cordeles,
une con cintas de colores
corazones libres, miradas,
palabras nuevas mil veces pronunciadas.

Ubica dulce y francamente
tu pan y vino junto a los míos,
y preparemos el horizonte
para alcanzar las auroras.
Aprendamos las canciones
para afinar los anhelos.

Habitemos con abundancia
la ocasión que nos penetra,
que buscamos, que encontramos
y dejemos huellas en la arena,
de nuestro paso por la sal, por la tierra.